Neurofibromas
Los neurofibromas son proliferaciones de todos los elementos que componen los nervios, son de carácter benigno y comunes en la población general.
Usualmente se presentan como lesiones solitarias pero pueden ser múltiples como en la enfermedad llamada neurofibromatosis tipo 1 que además de este hallazgo presenta otros signos y síntomas como manchas en la piel y antecedentes familiares.
Los neurofibromas que se originan en la piel se presentan como pápulas (elevación menor de 0.5cm) o nódulos (elevación mayor de 0,5cm) que se observan como masas protuberantes o pedunculadas, color piel, más suaves que el tejido que los rodea, usualmente asintomáticos, aunque en ocasiones pueden presentan escozor.
Los neurofibromas subcutáneos, localizados en capas más profundas bajo la piel, se originan de los nervios periféricos, son usualmente de mayor tamaño que los cutáneos y de consistencia dura al tacto.
Otra variante de los neurofibromas es la plexiforme, que usualmente está presente al nacimiento o se desarrolla en los primeros meses de vida, en este se envuelve un nervio de gran longitud y sus ramas formando una masa de estructuras enredadas, similar a una soga que se sienten como una bolsa de gusanos a la palpación y pueden asociarse a sobrecrecimiento de tejidos blandos contiguos, llevando a deterioro funcional de la estructura anatómica comprometida, el crecimiento puede ser progresivo.
En cuanto al manejo, si se presentan como lesiones solitarias pueden retirarse quirúrgicamente por el dermatólogo al igual que las lesiones plexiformes, aunque existe recurrencia (reaparición) la mayoría de las veces la cual es más frecuente a edad temprana, cuando hay resección incompleta del tumor o en aquellos neurofibromas que no se localizan en extremidades.
Artículo escrito por: Doctora Ana Cecilia Martínez I. MD