Lo más importante es realizar un examen físico completo para poder observar la totalidad de la piel del paciente, por eso es necesario que el paciente asista en ropa cómoda para que sea más fácil la exploración de toda la piel.

Los diagnósticos son casi siempre clínicos, es decir, no requieren realización de pruebas adicionales. Sin embargo, si el dermatólogo considera necesario descartar o confirmar diagnósticos tan preocupantes como el melanoma (en caso de manchas oscuras inusuales) puede ser necesario realizar una biopsia de piel, que consiste en extraer un pequeño fragmento bajo anestesia local para el estudio por expertos en el microscopio. En determinadas patologías se requerirá la aplicación de algunas técnicas de laboratorio que se denominan tinciones que ayudarán a marcar o no ciertas células, estructuras, sustancias o depósitos implicados en cada enfermedad.

Existe una herramienta ampliamente utilizada en dermatología: Luz de Wood. Se trata de una lámpara similar a la de identificar billetes falsos, que se pone sobre la lesión a examinar y de acuerdo a características determinadas y propias de cada patología emitirá o no realces de la luz.

En definitiva, la mejor conducta es realizar una historia clínica completa asociado a un examen total de la piel por parte de un dermatólogo.

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